domingo, 28 de marzo de 2010

Belgrano por la Patria

“...en el mes de mayo, me mandaron llamar mis amigos a Buenos Aires, diciéndome era llegado el caso de trabajar por la patria para adquirir la libertad e independencia deseada: volé a presentarme y hacer cuanto estuviese a mis alcances: había llegado la noticia de la entrada de los franceses en Andalucía, y la disolución de la Junta Central; este era el caso que se había ofrecido a cooperar a nuestras miras el comandante Saavedra. Muchas y vivas fueron entonces nuestras diligencias para reunir los ánimos y proceder a quitar las autoridades, que no sólo habían caducado en los sucesos de Bayona, sino que ahora caducaba, puesto que aún nuestro reconocimiento a la Junta Central cesaba con su disolución, reconocimiento el más inicuo y que había empezado con la venida del malvado Goyeneche, enviado por la indecente y ridícula Junta de Sevilla. No es mucho, pues, no hubiese un español que no creyese ser Señor de América, y los Americanos los miraban entonces con poco menos estupor que los indios en los principios de sus horrorosas carnicerías, tituladas conquistas.”
Manuel Belgrano. “Autobiografía”. Página 28

miércoles, 24 de marzo de 2010

El Bicentenario argentino

La celebración del Bicentenario Argentino, tomando éste como nacimiento de la nacionalidad, debería considerar como fecha de partida la invasión de Buenos Aires, en el Río de la Plata por Gran Bretaña, en 1806/1807, ya que éstas, al decir de Esteban Echeverría pusieron «forzosamente las armas en manos de los «criollos», les revelaron su fuerza y les infundieron el orgullo de vencedores» tomando conciencia de su realidad política. En buena medida la denominada Revolución de Mayo fue la culminación de aquel suceso, iniciando el trayecto hacia la independencia.
La historia argentina como nación, reciente y lejana, a la vez, está pavimentada de profundos desaciertos producto de divergencias internas, políticas, sociales, económicas y culturales. Joaquín V. González señaló con referencia al primer centenario «la pasión de partido, las querellas domésticas, los odios de fracción, la ambición de gobierno o de predominio personal constituyen una de las fuerzas permanentes…» Los frutos cosechados han sido y son la destrucción de las instituciones civiles, el exilio y la muerte de los ciudadanos opositores en cada circunstancia.
Tomando partido alternativamente como porteños o provincianos, unitarios o federales, librecambistas o proteccionistas, nacionalistas o extranjerizantes, siempre se asumen posiciones tajantes donde no hay resquicio para la ecuanimidad, para el balance de opiniones. La pasión es llevada hasta los últimos extremos y la ceguera es total.
En la dicotomia porteños-provincianos resulta interesante destacar que la mayoría de los presidentes han sido provincianos y el Congreso Nacional, obviamente, tiene mayoría de senadores y diputados de ese origen, sin embargo, llegados a ejercer sus mandatos eludieron profundizar medidas favorables a sus provincias y los que ejercieron el poder ejecutivo nacional fueron proclives a sostener políticas contrarias a mejorar y acentuar el carácter federal de sus decisiones políticas, se mimetizaron como porteños olvidando sus origenes provincianos.
Luego de la declaración de la independencia, es posible sostener haber librado escasas guerras con los países limítrofes, esta circunstancia le otorga patente de país pacifista. Los argentinos decimos muy ufanos que nuestras diferencias con los vecinos las hemos resuelto por la conciliación y el arbritraje. Es verdad, pero por incapacidad diplomatica, ésta no ha brindado grandes éxitos para evitar el desmembramiento del territorio colonizado por los españoles.
Ese mentado pacifismo, uno de los tantos mitos argentinos, desaparece cuando se observa lo ocurrido en el desenvolvimiento de las instituciones civiles. La política interior argentina es una muestra horrenda de sangre y luto desde el origen de la nacionalidad. Para el vencido nunca hubo misericordia. El exilio sin posibilidades de retorno, o la muerte. Se puede dudar que existan países que hayan repatriado tantos restos de hombres ilustres. Los argentinos somos violentos. Carecemos de virtudes para resolver los problemas sociales con civilidad, con urbanidad, con mesura. Los hechos históricos lo demuestran.
Por Juan Carlos Nicolau. En: El Tábano. La Unión Ferroviaria. Nros. 68/69. Junio/julio 2009.

domingo, 21 de marzo de 2010

Manuel Belgrano, 1793

Como en la época de 1789, me hallaba en España y la revolución de la Francia hiciese también la variación de ideas y particularmente en los hombres de letras con quienes trataba, se apoderaron de mí las ideas de libertad, igualdad, seguridad, propiedad, y sólo veía tiranos en los que se oponían a que el hombre, fuese donde fuese, no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido, y aún las mismas sociedades habían acordado en su establecimiento directa o indirectamente. Al concluir mi carrera por los años de 1793, las ideas de economía política cundían en España con furor, y creo que a esto debí que me colocaran en la secretaría del Consulado ... tanto me aluciné y me llené de visiones favorables a la América, cuando fui encargado por la secretaría, de que en mis Memorias describiese las provincias, a fin de que sabiendo su estado pudiesen tomar providencias acertadas para su felicidad: acaso en esto habría la mejor intención de parte de un ministro ilustrado como Gardoqui, que había residido en los Estados Unidos de la América del Norte...
Belgrano, Manuel. Autobiografía. Documentos Página 12

miércoles, 17 de marzo de 2010

Movimientos concéntricos y excéntricos

Lo más notable en los movimientos concéntricos y excéntricos de la revolución hispanoamericana, es la regularidad de su marcha convergente y la simetría de sus líneas generadoras. Podría ser una mera coincidencia, que en 1809 se hiciesen sentir por la primera vez dos estremecimientos orgánicos y simultáneos en las extremidades del continente –La Paz y Quito- que parecerían indicar desde su origen una solidaridad de la masa viva. Podría ser otra coincidencia que en 1810 naciesen dos revoluciones gemelas en dos hemisferios –Buenos Aires y Caracas- con idénticas formas, iguales propósitos, análogos objetivos y hasta con la misma doctrina política, como hijas de una madre común. Pero cuando se observa que estos movimientos homólogos son espontáneos, que reconocen una misma causa, que tienden desde un principio a formar sistema y siguen por el espacio de 15 años una dirección general en sus proyectos iniciales, no es posible desconocer la existencia de una ley que la gobierna, y que la revolución sudamericana, fue verdaderamente una revolución orgánica que tuvo su razón de ser. Y lo más notable aún en esta evolución uniforme, es que, al insurreccionarse aislada y simultáneamente todas las colonias hispanoamericanas como movidas por un mismo resorte interno, se diseñan desde luego dos evoluciones concéntricas, que tiene sus núcleos regionales y un centro común que responden a un plan general de insurrección determinando los dos teatros de la guerra continental, en que se mueven táctica y estratégicamente dos grandes masas que parcialmente se condensan y que recíprocamente se atraen.

Mitre, Bartolomé. “Historia de San Martín”. Obras Completas. Tomo I; Prólogo. Páginas 13 y 15. Incluido en: Clementi, Hebe. “Conflictos de la historia argentina”. Buenos Aires; Editorial Leviatan. Página 54

martes, 9 de marzo de 2010

Moreno, el fracasado (o sobre un intelectual funcional)

En el ensayo Mariano Moreno. Utopía y Revolución (Claves de Historia Argentina, Carlos Astrada, comp.; Merlín, Buenos Aires, 1968), Eduardo Luis Duhalde y Rodolfo Ortega Peña se plantearon valorar la acción moreniana sin dejar de criticar su estrategia. Lo identifican como un precursor del fracaso del sujeto revolucionario por no ser el medio fundamental de realización de las masas populares, como si lo fueron Rosas y Perón. Los autores, no pudieron evitar analizarlo a Moreno en el ensayo, que aparece por primera vez en La Unión Americana, Nº 3, julio agosto 1965; págs.41-45, a la luz de las acciones que en la década de 1960 intentaron otra revolución, que como la de Mayo, tampoco fue.
Piensan a Moreno como un intelectual nacionalista, probablemente acertado en su idea central pero errado en su estrategia, que culmina su experiencia política en el más espectacular fracaso. Habría sido un revolucionario que se quedó sin revolución. Pienso que quizás, no pudo evitar lo que manifestara en Sobre las miras del Congreso que acaba de convocarse, y Constitución del Estado (1810): "No tienen los pueblos mayor enemigo de su libertad, que las preocupaciones adquiridas en la esclavitud."
Admito no estar seguro si el juicio que los autores emiten, es un sentido homenaje o sencillamente, una lápida, porque en el mismo ensayo manifiestan que:"De utopías está sembrado el camino de la contrarrevolución".
Juan Carlos Ramirez

martes, 2 de marzo de 2010

Semana de Mayo en los manuales de educación primaria

Viernes 18: El virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros publica un bando en el que pide al pueblo que se mantenga fiel a España, invadida por los franceses.
Sábado 19: Los criollos piden a las autoridades que se les permita realizar un Cabildo Abierto para tratar la situación.
Domingo 20: El virrey recibe a funcionarios del Cabildo, jefes militares y criollos, con quienes trata la convocatoria del Cabildo Abierto.
Lunes 21: El Cabildo invita a los principales vecinos a reunirse el día 22 en Cabildo Abierto.
Martes 22: El Cabildo abierto, después de largas discusiones, resuelve que el virrey cese en el mando.
Miércoles 23: El Cabildo forma una Junta de Gobierno con Cisneros como presidente.
Jueves 24: Día de indignación del pueblo al enterarse de que el Cabildo había decidido que Cisneros continuara en el mando. Renuncia de todos los miembros de la Junta.
Viernes 25: Los criollos, reunidos en la Plaza Mayor y en busca de noticias, gritan: "el pueblo quiere saber de que se trata". Este día los cabildantes reconocen la autoridad de la Junta Revolucionaria y así se forma el Primer Gobierno Patrio.